viernes, 22 de febrero de 2019

Las reglas de etiqueta



Las reglas de etiqueta son algo antiguo, único y que todos deberíamos seguir. No son tan difíciles de acatar y, si lo hiciéramos todos, seguro sería un mundo mejor.

1. Si dices “Te invito a…” eso significa que tú pagas.
Deberías decir “Vamos a…”, en ese caso, cada uno paga por sí mismo. Si alguien se ofrece a pagarle al otro, puede aceptar.

2. Nunca hagas una visita sin avisar antes
Si alguien te visita sin advertencia, ¡Puedes estar con bata de baño y rulos en el cabello!

3. No pongas tu teléfono en la mesa en público
Haciendo eso, demuestras cuan importante el artefacto es en tu vida y cuan aburrido lo estás pasando.

4. No invites a alguien si vas a estar enviando mensajes toda la noche.

5.Un hombre jamás lleva el bolso de la dama. Sí puede llevarle su abrigo para guardarlo.

6.Si estás caminando con alguien y este se detiene a saludar a alguien que no conoces, salúdalo también.

7. Muchas personas creen que se puede comer sushi solo con palillos, pero también se pueden usar las manos.

8. Tu calzado siempre debe estar limpio.

9. Evita llamadas sin sentido por teléfono. Si necesitas hablar con alguien, reúnete con esa persona.

10.Si alguien te insulta, no le devuelvas el favor gritándole más fuerte
No te rebajes a su nivel, solo sonríe y deja la compañía del mal hablado.

11.El hombre, por protección, siempre debe caminar al lado derecho de la dama.

12.Los conductores siempre tienen que evitar los charcos para no mojar a las personas que van caminando. Eso es moral y respeto.

13. Nueve cosas deberían quedarse en secreto: Edad, riqueza, peleas familiares, religión, problemas médicos, amoríos, regalos, honor y desgracias.

14.Al llegar al cine, un teatro o un concierto, la manera correcta de pasar a los lugares asignados es dándole la cara a quienes están sentados.

15.Nunca debes tocar a una mujer sin su consentimiento, ni agarrar su mano o acercarte demasiado a ella durante una conversación.
No conviene empujarla ni agarrar su brazo más allá del codo excepto en las ocasiones en las que le ayudes a subir un medio de transporte o bajar de él, al igual que pasar la calle.

16.Si alguien se dirige a ti con un llamado poco adecuado como “Hey, tú” no vale la pena reaccionar a él.
Tampoco vale la pena intentar educar a los demás, es mejor dar el ejemplo.

17.a regla de oro es usar perfume con moderación Si aún puedes oler tu perfume en la tarde, es que todos están hartos de él.
18.Un hombre siempre debe mostrarle respeto a la mujer.

19.Si estás con alguien y quieres fumar, tienes que preguntar si no le molesta.

20.Quien quiera que seas -un director de una enorme compañía, un académico, una anciana o un estudiante- cuando entras a una habitación debes ser el primero en saludar.

21.Respeta la privacidad de la correspondencia
Padres no deberían leer las cartas de sus hijos y las parejas deberían mostrarse el mismo respeto por cada uno. Revisar los bolsillos del otro por notas de amor, cartas y otras cosas es extremadamente rudo.

22. No estés a la última moda si no quieres. Es mejor usar ropa linda, incluso cuando no sea el último grito de la moda. Es mejor ser tú mismo que usar cosas sin estilo ni propiedad.

23. Si luego de pedir perdón y has sido perdonado, no vale la pena volver al tema y pedir perdón otra vez, solo no repitas tus errores.

24 .Reírse muy fuerte, hablar en voz muy alta y quedarse mirando fijamente a las otras personas puede resultar ofensivo para algunos.

25. Siempre tener modales en la mesa.

26. No olvides nunca agradecer a tus amigos, familiares y personas cercanas.
Agradéceles, por ejemplo, por sus buenas obras y buena disposición para ayudarte. Expresar gratitud es acto de personas altamente educadas y sensibles.

Sofistas

El término sofista procede del vocablo latino sophista, aunque su origen etimológico más lejano se halla en la lengua griega. Se conoce como sofista al experto en retórica que, en la Antigua Grecia, se dedicaba a la enseñanza del sentido de las palabras.


Sofista:
El concepto se entendió de diversas formas a lo largo de la historia. Muchas veces, el sofista era considerado un sabio que, gracias a sus conocimientos, podía educar a la gente. Los sofistas, en este sentido, incluso aconsejaban a los dirigentes y les enseñaban cómo podían influir en la población.

Con el tiempo, algunos empezaron a acusar a los sofistas de arrogarse una capacidad para la enseñanza de virtudes. Hubo sectores que señalaron a los sofistas como tramposos que, haciendo uso de la retórica y de la dialéctica, engañaban a las personas.

De esta manera, comenzó a calificarse como sofistas a quienes apelaban a los sofismas para desarrollar sus razonamientos y convencer a los demás. Un sofisma es una falacia: algo que, en apariencia, se presenta como válido, aunque en realidad resulta falso.

Puede decirse, en definitiva, que la noción de sofista cambió con el paso del tiempo. En un principio, el sofista se dedicaba a la enseñanza y la instrucción. Sin embargo, a partir de las posturas de Platón, Sócrates y otros sabios, comenzó a asociarse a los sofistas al engaño. Así se llegó a la definición de sofista como aquel que, empleando sofismas y falacias, engaña a las personas y hasta obtiene un rédito de su capacidad para confundir al otro a través de sus argumentos.

El gran filósofo Platón fue una de las figuras que más abiertamente se mostró en contra de los sofistas. Y es que dejaba sobre la mesa muchos argumentos para oponerse a los mismos. En concreto, destacaba sobre todo cuestiones tales como estas:
-Consideraba que hacían uso de la razón simplemente como una técnica de discusión, sin importar la moral o la verdad de la cuestión a tratar.
-Establecía que eran individuos que comerciaban con el saber, ya que cobraban importantes sumas de dinero por aquel entonces simplemente por dar sus “charlas”.
-Determinaba que la propuesta de método de enseñanza que utilizaban los sofistas no apostaba porque el alumno pudiera progresar en el conocimiento de las cosas. Simplemente pretendía inculcarles ciertas ideas y nada más.

A pesar de todos los “ataques” que recibieron, muchos fueron los sofistas que adquirieron cierta prestancia y relevancia. No obstante, entre los más significativos se encuentran los siguientes:
-Protágoras de Abdera (485 a.C – 411 a.C), que fue uno de los más importantes gracias a sus excelentes cualidades y habilidades con la retórica. Fue amigo de Sócrates y de Pericles, fue uno de los que cobraba precios más elevados por dar cuenta de sus conocimientos y Platón dijo de él que era el inventor del “sofista profesional”.
-Hipias de Élide, que destacó por ser contemporáneo tanto de Sócrates como de Protágoras, por disponer de una memoria prodigiosa y por ser el inventor de la cuadratiz y de los llamados sistemas mnemotécnicos.

Falacias


Las falacias son un tipo de razonamiento engañoso aunque parezca verdadero, basado en argumentos con poca solidez, que intentan convencer a otra persona de manera intencional o involuntaria.
Estas creencias erróneas derivan de un razonamiento lógicamente incorrecto que le resta validez al argumento.La mentira o engaño subyace en el argumento, ya que este contiene una premisa falsa injustificada. Algunas falacias son construidas exprofeso o deliberadamente con la intención de persuadir a los demás; otras veces, son engaños que se cometen involuntariamente, ya sea por ignorancia o simple descuido.
FALACIA:
La palabra falacia proviene del latín fallacia que significa “engaño”. Se define como un argumento inválido desde el punto de vista deductivo o inductivamente muy débil.Las falacias pueden cometerse intencionalmente con el fin de persuadir o manipular a otra persona, pero hay otro tipo de falacias que son involuntarias o sin intención y se cometen por ignorancia o descuido.
Algunas veces resulta difícil detectarlas por ser muy persuasivas y sutiles; por ello hay que prestar mucha atención para desenmascararlas.

Falacias formales

La falacia formal (deductiva) se detecta mediante la examinación crítica del razonamiento lógico. Es decir, no hay concatenación entre la conclusión y la premisa, aunque el patrón de razonamiento tiene visos de ser lógico, es siempre incorrecto.
El patrón que sigue este tipo de falacias es:
Los gatos tienen cuatro patas.
Silvestre es un gato.
Por lo tanto: Silvestre tiene cuatro patas.
Las falacias formales puede detectarse mediante la sustitución de los elementos que integran las premisas por símbolos, y luego ver si el razonamiento está ajustado a las reglas de la lógica. Algunos subtipos de las falacias formales son:

-Apelar a la probabilidad

Con la probabilidad y el conocimiento previo se da por sentado lo que parece lógico, debido a que es bastante probable.
Ejemplo
Hay nubes oscuras en el cielo.
Las nubes oscuras significan que va a llover.
Entonces hoy lloverá.

– Negación del antecedente

Esta falacia está determinada por un elemento condicional.
Ejemplo
Si brindo a mis amigos, ellos me querrán más.
Esto conduce a una inferencia errónea al negarlo: “Si no brindo a mis amigos, ellos no me querrán”.

– Falacia de malas razones

Se le conoce igualmente como Argumentum ad Logicam. Aquí se parte del supuesto de que la conclusión es mala, ya que los argumentos también son malos.
Ejemplo
Su nuevo novio tiene un automóvil viejo.
Quiere decir que es pobre.
Ella no debería estar con él.

– Falacia del hombre enmascarado

Se le llama también falacia intencional e implica sustituir una de las partes. Así, cuando las dos cosas intercambiadas son idénticas, se asume que el argumento es válido.
Ejemplo
La policía informó que el ladrón que robó en casa de Jesús tenía barba.
El vecino de Jesús usa barba.
Por lo tanto, el ladrón es el vecino de Jesús.

– Término medio no distribuido

El término medio del silogismo no cubre en sus premisas a todos los miembros del conjunto o categoría
Ejemplo
Todo mexicano es latinoamericano.
Un panameño es latinoamericano.
Por lo tanto, algún panameño es mexicano.

Falacias informales

Las falacias informales (inductivas) dependen del contenido propiamente y tal vez del propósito del razonamiento. Se encuentran más a menudo que las falacias formales y sus diversos tipos son casi infinitos.
Algunos autores las clasifican en subcategorías, precisamente por lo extenso de su variedad:

– Falacias de la presunción

Cuando existe la presunción de verdad pero no hay evidencia de ella, se puede provocar un razonamiento falaz. Dos de estas estas falacias son:
– Falacia de pregunta compleja, que implica llegar a suposiciones cuestionables.
Ejemplo
“¿Vas a admitir que eso no sirve?” Si se responde afirmativamente queda demostrada la presunción, pero si se responde no, significa que la afirmación es cierta pero no se quiere admitir.
– Falacia de generalización apresurada, basada en una situación anormal única. Es lo contrario a la falacia de generalización.
Ejemplo
“Hitler era vegetariano. Entonces, los vegetarianos no son de confiar”.

– Falacias de relevancia

Este tipo de falacias busca persuadir a una persona con información irrelevante, a través de la apelación a las emociones y no a la lógica. Aquí se incluyen:
– Apelación a la autoridad, conocida como Argumentum ad Verecundia; es decir, argumento de la modestia. La veracidad del argumento está vinculado con la autoridad o prestigio de quien lo defiende. Es una falacia lógica porque no depende de la persona que hace la afirmación.
Ejemplo
“Los astronautas creen en Dios. Entonces Dios existe, ¿o crees que sabes más que ellos?”.
– Apelación a la opinión popular, en la que se sigue la opinión de la mayoría y se da por cierta una creencia o idea solo porque la opinión pública la avala.
Ejemplo
“Todos compran esa marca de zapatos, debe ser muy cómoda”.
– Atacar a la persona, también llamada Ad Hominem. Su uso es muy frecuente en el debate político, pues se sustituyen los argumentos objetivos por la descalificación personal.
Ejemplo
“Qué puede saber ese diputado acerca del sufrimiento de la gente, si es un hijo de papá y mamá”.
– Falacia bandwagon, referida a aquellas que contienen argumentos que resultan atractivos por su popularidad y tendencias sociales.
Ejemplo
“La alimentación verde previene muchas enfermedades. Comeré solo alimentos no procesados para no enfermarme”.

– Falacias de la ambigüedad

La falta de claridad y un simple malentendido pueden provocar diversos tipos de estas falacias:
– Falacias de acento, las que ocurren cuando el modo en el cual se enfatiza una palabra no está claro o genera confusión.
Ejemplo
“A” dice: “Defenderemos los derechos de los hombres hasta sus últimas consecuencias”.
“B” responde: “Está claro que no defenderán los de las mujeres entonces”.
O el clásico ejemplo de la oración “No tomé el examen ayer”, que se presta a diversas interpretaciones.
– Falacias de equivocación, que suceden cuando las palabras que se usan tienen distintos significados.
Ejemplo
Tener fe en la ciencia y tener fe en Dios.
Falacias del hombre paja, que se refieren a tergiversaciones que se introducen para que hacer parecer débil un argumento.
Ejemplo
Político 1: “La deuda es muy alta, no deberíamos gastar más en Defensa”.
Político 2: “¡Usted propone dejar al país desprotegido contra los enemigos externos!”.

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