Cómo adular "apropiadamente" y
cuándo hacerlo
Definición de Adulación
Adulación, del latín adulatĭo, es
la acción y efecto de adular (hacer o decir lo que se
cree que agradará a otro). La adulación por lo general resulta interesada, con
la intención de obtener algún tipo de beneficio o reconocimiento.
Es importante establecer, además de todo lo expuesto hasta el momento,
que la adulación es una acción que existe desde muy antiguo.
Adulación
La adulación o lisonja es
una alabanza baja e interesada, hecha con estudio de lo que se cree que puede
halagar al otro, con propósito de ganarse su voluntad para fines interesados.
La adulación es tan antigua como el mundo y ejemplo evidente de ella en tiempos
modernos es la célebre frase de Luis XIV «L'État, c'est moi», fruto de
las más desatinadas adulaciones de los cortesanos y de no pocos literatos de su
época, hasta el extremo de que la Academia propuso un concurso para premiar al
que desarrollara mejor la tesis «¿Cuál es la más admirable de las virtudes de
Luis XIV?» que el rey tuvo el buen sentido de mandar retirar. La adulación así
rodea a los monarcas como se utiliza por los demagogos para su medro personal.
No debe confundirse la adulación con el aplauso al verdadero mérito ni con la
galantería.
Para muchas personas, la palabra adular tiene una connotación negativa,
pero los expertos en management, relaciones interpersonales y relaciones
públicas, han encontrado que, si se hace bien, el ejercicio puede abrir muchas
puertas.
A nadie le molestan los halagos, según encontró Jennifer Chatman,
investigadora de la Universidad de Berckeley, en Estados Unidos, quien hizo
experimentos para tratar de determinar el punto en que la adulación se volvía
inefectiva y encontró que no existía, que la gente no se cansa de escuchar
halagos.
Sin embargo, sí hay reglas que pueden ayudarte a hacer halagos que
generen atracción y no incomoden. Estas reglas de Christine Akiteng está más
orientadas a citas y flirteo, pero algunas pueden aplicarse en distintos
ámbitos.
Reglas
para principiantes:
Procura ser encantador (a)
·
Un tono divertido y juguetón hará que cada cosa que
salga de tu boca suene tan dulce como el néctar.
Sé genuino
·
Hay una diferencia real entre los halagos excesivos y falsos, y aquellas
frases naturales y bienintencionadas. Se trata de reconocer lo bueno y decirlo.
Comienza con lo visual
·
La parte visual es un buen lugar para comenzar porque obviamente mucha gente
invierte mucho tiempo en su apariencia. Debes notar cuándo esa persona ha hecho
un esfuerzo extra en mejorar su apariencia y reconocerlo. Aunque no sea la gran
cosa, lo que importa es que tú lo reconozcas.
Vuélvelo personal
·
Hacer un halago
sobre lo que alguien ha hecho es efectivo, pero halagar a la persona (el ser)
es más efectivo. Por ejemplo, decir; “Eres un gran doctor o abogado” es bueno,
pero decir “Me encanta tu sentido del humor/tu sonrisa”, le hará el día a esa
persona.
Utiliza frases cortas
·
Largas divagaciones reducen el efecto del halago y además, podrías
enredarte y decir cosas que contradijeran el efecto que querías lograr. Así que
usa frases cortas. Una buena directriz es pensar antes en qué tipo de halagos
te gustaría escuchar acerca de ti mismo.
Utiliza el elemento sorpresa
·
Decir: “Me
encanta tu sonrisa” desde el momento en que conoces a alguien es una buena
forma de comenzar la entrevista o la cita, pero decirlo a la mitad del
encuentro, cuando menos lo espera, es dinamita.
Haz contacto visual
·
Asegúrate de que tus palabras vayan acompañadas de contacto visual
directo. Muestra interés genuino.
Sin embargo, siempre
mantén en mente que el halago siempre funciona mejor cuando el motivo para
hacerlo es hacer sentir a la otra persona bien consigo misma.
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