jueves, 31 de enero de 2019

Los Manipuladores: Cómo reconocer a un manipulador


Cómo reconocer a un manipulador

Todos queremos satisfacer nuestras necesidades, porque en cierto modo, cada uno de nosotros tenemos nuestras pequeñas aspiraciones, metas y carencias. Ahora bien, gran parte de nosotros podemos autobastecernos. Es decir, alcanzamos esos propósitos sin pasar sobre encima de nadie, sin vulnerar ni aún menos sin hacer daño.

Sin embargo, el manipulador de manual prefiere como ya sabemos, el camino más corto. Para ello utiliza tácticas indirectas, engañosas y altamente abusivas. Si nos preguntamos ahora la razón por la cual no vemos venir estos comportamientos a tiempo si son (en apariencia) tan dañinos, cabe aclarar un primer aspecto. La manipulación se camufla de acciones bienintencionadas, se reviste de preocupaciones y emociones profundas para ganarse nuestra confianza y desplegar después sus intenciones.

Es más, es muy posible que en este mismo momento tengamos a nuestro lado a un manipulador, alguien que nos intimida educadamente, alguien que busca sacar algo de nosotros camuflado de mejor amigo, de excelente compañero de trabajo o incluso de admirable pareja… Veamos por tanto de qué artimañas se sirve.


1. La técnica del pie en la puerta
La técnica del pie en la puerta es sin duda el recurso más común. Es ese que debemos aprender a identificar lo antes posible. Se trata de lo siguiente: el manipulador nos pide un favor, uno simple, casi insignificante y que no nos cuesta nada satisfacer. Sin embargo, al poco aparece la demanda real, la solicitud tamaño XXL que llega sin que la esperemos.

Ahora bien, en caso de que nos neguemos o protestemos, el manipulador se pondrá a la defensiva y empezará a echarnos en cara las más variadas quejas y reproches para hundirnos emocionalmente.

2. Experto en el arte de la mentira
Tiene una gran capacidad para mentir, de hecho es un experto en ello.  Lo más llamativo es que esta habilidad para el engaño procede de forma directa de su incapacidad para empatizar con la persona que tiene en frente.

No conecta con las realidades ajenas, no es capaz de ponerse en otras pieles. Y si lo hace es solo para conocer nuestros puntos débiles y usarlos a su favor. Es un gran profesional en el arte de torcer la realidad a su antojo para llevarla justo al sitio ideal donde su persona pueda quedar “mejor parada”.

3. La falsa preocupación
Dentro de las estrategias más clásicas de la manipulación emocional, está la falsa preocupación. El manipulador no dudará en mostrarse atento, cortés y delicadamente amable. Además de esos agasajos, es común que aplique esa preocupación constante por nosotros, por saber cómo estamos, qué nos preocupa, cómo nos hemos levantado o qué puede hacer por ayudarnos.

Debemos ir con mucha precaución con estas dinámicas porque con ello consigue varias cosas. La primera que conectemos emocionalmente con ellos. La segunda tener puntos a su favor para luego reprocharnos lo poco que hacemos por su persona, cuando ellos han hecho tanto por nosotros…


4. El halago, el refuerzo positivo
Se trata de una de las habilidades del manipulador más interesantes. Lo sabe hacer muy bien. Siempre sabrá qué palabra dejar caer, qué frase utilizar o qué comentario hacer sobre ti en público para hacerte sentir especial y ganarse tu confianza. No te dejes llevar por aquellos que te halagan tan fácilmente o de forma constante. Tras esos refuerzos positivos se camuflan intenciones ocultas.

5. El uso de la culpa como estrategia más dañina
Con todo lo que he hecho por ti ¿ahora me dices esto? Esta es sin duda una de las frases más usadas por el manipulador de manual, ese que no duda en proyectar sobre nosotros todo el peso del mundo, toda la responsabilidad y mala fe. Nos hará creer que no tenemos corazón, que descuidamos a las personas que más queremos y que actuamos con elevado egoísmo.

Hay que poner filtros y no dejarnos avasallar. Es más, otra artimaña habitual es agenciarse aliados imaginarios para crear mayor impacto emocional en nosotros: “pues debes saber que mis compañeros de trabajo opinan también que eres una mala amiga, que siempre vas a tu aire y no tienes en cuenta a nadie”.

6. La promesas que no se cumplen
Esta es también una de las armas preferidas del manipulador. Nos alimentarán de ilusiones, de promesas, de amistades eternas, de un amor imperecedero, de proyectos excepcionales. Alzarán frente a nosotros un auténtico castillo de naipes que se desvanecerá cuando menos lo esperemos, justo cuando el manipulador deje a la vista sus auténticas intenciones.

Pareja prometiéndose
7. Victimización
Problemas personales súbitos y trágicos, dificultades económicas, preocupaciones profundas que no pueden compararse con las nuestras… El manipulador hace uso de recurso de la victimización con gran eficacia para tenernos bajo su control. Ahora bien, no solo apela a nuestras emociones, sino que se hace servir de la inmediatez y la urgencia: necesito esto y lo necesito ahora.

8. Las emociones siempre a su servicio
Este es otro de los recursos que utiliza un manipulador con experiencia, es ese donde poner a su favor todo nuestro tejido emocional. La vida al lado de un manipulador es como vivir en una montaña rusa: todo son subidas y bajadas, días de intensa afectuosidad y momentos donde afila la frialdad más amenazante, esa donde aparece la demanda, la necesidad que satisfacer y el objetivo que cumplir. En caso de negarnos volcarán sobre nosotros los reproches, la culpa, el desprecio…

“Mira lo que has hecho”, “yo nunca te trato tan mal”, “por qué no me has llamado?” son frases que un manipulador utiliza para atemorizar a su víctima.

9. La sombra donde se esconde el manipulador
El auténtico manipulador no solo esconde información sobre su intimidad, sino que él mismo desaparece y se agazapa en donde no hay luz para poder analizar mejor a la víctima. Hasta es posible que utilice a otras personas para buscar datos de su próxima presa (otro manipulado). No podemos olvidar que muchos de estos perfiles llevan años ejerciendo estas dinámicas. Las han mejorado, son sofisticados y han aprendido de su experiencia.

Recordemos que no son persona honestas, ni transparentes ni responsables. No dudan en escampar chismes o calumniar a alguien para obtener lo que desean. Enredan a la gente en suposiciones, exageran hechos y colocan algunos “ingredientes” propios para crear relatos ficticios de los que obtener algo a cambio.

Debemos prestar atención a estas señales aquí descritas. En el momento en que aparezca más de una y se repita con frecuencia debemos empezar a poner límites, distancias y adecuados escudos para protegernos de esas acciones.

Mujer abandonando a su pareja
Tarde o temprano, si les dejamos el camino libre y no actuamos, caeremos en su red. Por otro lado, si has descubierto a un manipulador en tu círculo íntimo (familia, amigos, trabajo, estudio, barrio), protege a los demás de forma discreta pero certera.

Asimismo, y en lo que se refiere al propio manipulador siempre es recomendable hacerle ver que sus actos tienen consecuencias. Es además muy aconsejable darle alternativas, invitarle a hacer cambios e incluso a buscar ayuda profesional. En ocasiones detrás de estos comportamientos hay trastornos que requieren de una atención especial. No obstante, no siempre es fácil generar un cambio en positivo en este tipo de personalidades. De ahí, que lo esencial sea sin duda salvaguardar nuestra integridad emocional y psicológica.

Historia de Paracelso


Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, más conocido como Paracelso, cuyo significado es semejante a Celso, por un popular médico romano del siglo I, fue un alquimista, médico y hasta astrólogo suizo que se destacó durante el siglo XVI y que con el tiempo se convertiría en una auténtica leyenda por sus aportes a la ciencia.

Paracelso nació el 10 de Noviembre del año 1493 en Zúrich, en tanto, sería de su padre Wilhelm Bombast von Hohenheim, médico y alquimista también, de quien heredaría la profesión.


Estudió en la Universidad de Basilea, en Viena, y se doctoró en la Universidad de Ferrara, aunque, mantendría una importante distancia respecto de la enseñanza reglada de la época, incluso cuestionando la autoridad de los textos clásicos; Paracelso era partidario de una enseñanza un poco más experimental que atendiese el saber popular por sobre todas las cosas.

Decidido a practicar con el ejemplo, lo pensaba era lo que hacía, Paracelso, volcó al campo de la mineralogía casi todos sus experimentos.

Usó los minerales para crear medicamentos y fue un pionero de la homeopatía
Produjo medicamentos y remedios con la ayuda de varios minerales, inclusive la medicina le debe muchísimo ya que introdujo el término sinovial, por el líquido que lubrica las articulaciones; estudió y descubrió varias afecciones tales como el bocio y la sífilis y para combatirlas uso el azufre y el mercurio; asoció los temperamentos galénicos a los sabores fundamentales: dulce (tranquilo/flemático), amargo (colérico), salado (sanguíneo/dicharachero), ácido (melancólico).

De alguna manera fue un precursor de lo que hoy conocemos como homeopatía.

Aportes a la alquimia y la búsqueda de la Piedra Filosofal
Y en lo que respecta al campo de la Alquimia, Paracelso, introdujo la idea que los cuatro elementos, agua, tierra, aire y fuego, pertenecían a criaturas fantásticas que existieron antes del mundo.

Sin dudas, al revisar la historia personal y profesional de este emblema de la medicina y la alquimia nos permite determinar que se trató de un personaje muy curioso, único, y bastante cuestionado en su tiempo, justamente porque sus propuestas terapéuticas escapaban a la tradición, y se acercaban más bien a lo experimental y a propuestas de avanzada que lo acercan más a los médicos contemporáneos que a los de su tiempo.

Un absoluto excéntrico en muchas de sus creencias ya que a propósito de los cuatro elementos y su vinculación con criaturas fantásticas, Paracelso, sostenía que los gnomos se asociaban a la tierra, las nereidas con el agua, las salamandras con el fuego y los silfos con el aire…

Por otra parte, estaba seguro que el movimiento giratorio del cosmos está asociado a sustancias como el sulfuro, el mercurio y la sal y también a estas las vinculaba con los tres órdenes que componían al ser humano: la sal al cuerpo, el sulfuro encarnaba el alma y al mercurio le correspondía el espíritu.

Siguiendo en el orden de la alquimia, Paracelso, se dedicó a la búsqueda de la Piedra Filosofal, tal como llaman los alquimistas a aquella piedra que dispone de la propiedad magnifica de transmutar metales en oro, de curar enfermedades, de extender la vida y hasta de proporcionar la inmortalidad.

Muchos afirmaron que precisamente Paracelso logró alcanzarla transmutando el plomo en oro, usando métodos de la alquimia.

Primero en sostener el impacto de lo emocional sobre el cuerpo
Otra cuestión en la cual hoy es visto como un absoluto adelantado a su tiempo es en la consideración que el bienestar emocional de la persona impactaba positiva o negativamente, dependiendo de cómo estuviese el mismo, en el plano de su físico.

Esta idea en nuestro tiempo es absolutamente aceptada y muchas veces se parte del estudio de lo emocional para poder determinar la afección que siente el cuerpo, pero claro, esta propuesta allá por el siglo XVI no dejaba de ser una novedad y para muchísimos colegas una locura sin sentido.

Un absoluto visionario Paracelso, adelantado en su tiempo y cuyas contribuciones, hoy, son valoradas y refrendadas por la ciencia.

Su máxima obra fue el Gran Libro de la Cirugía.

Historia de Confucio




Nació en el clan de los Kong en el país de Lu (hoy Shandong). Hijo de un comandante de un distrito en Lu que falleció cuando Confucio tenía tres años, dejando a la familia en la pobreza. Confucio se casó a los 19 años y tuvo un hijo y dos hijas. Fue criado del jefe del distrito donde vivía. Posteriormente fue maestro y viajó continuamente para instruir a sus discípulos. Ganó fama rápidamente de hombre sabio. Conocido como Kung el Sabio (Kung-Fu-Tsu) Su pensamiento fue introducido en Europa por el jesuíta Matteo Ricci, que fue el primero en latinizar el nombre como "Confucio". Lejos de la mística y las creencias religiosas, la enseñanza de Confucio se propone como una filosofía práctica, como un sistema de pensamiento orientado hacia la vida y destinado al perfeccionamiento de uno mismo. El objetivo no es la "salvación", sino la sabiduría y el auto-conocimiento. Enseñó a sus alumnos los clásicos antiguos de la literatura china. Se cree que cuando contaba 50 años de edad fue nombrado magistrado de Zhongdu, y al año siguiente ministro del crimen de Lu. La justicia fue administrada con imparcialidad y el crimen fue erradicado. Dejó su cargo en el 496 a.C., y viajó por diferentes territorios impartiendo clases. En el año 484 a.C., después de que su búsqueda de un gobernante ideal se revelara por completo infructuosa, volvió por última vez a Lu. Allí falleció y fue enterrado en una tumba en Qufu, Shandong. Confucio no dejó escritos los principios de su filosofía; éstos fueron transmitidos sólo a través de sus discípulos, con los que recogió y sistematizó los cinco grandes textos de la tradición china: El célebre Yi-King o Libro de las Mutaciones, el Chu-King o Canon de la Historia, el Chi-King (Libro de las Canciones), el Li-Ki (Libro de los Ritos) y los Chun-Ching o Anales de primavera y otoño. El Lunyu (Analectas) es considerada la fuente de información más fidedigna sobre su vida y enseñanzas. 


Resumen de la doctrina confuciana con los principales deberes del hombre de gobierno:

Amar al pueblo, renovarlo moralmente y procurarle los medios necesarios para la vida cotidiana.
Por este motivo, debe servirse en primer término con soberano respeto a Aquel que es el Primer Dominador.
Cultivar la virtud personal y tender sin cesar a la perfección.
En la vida privada como en la pública, observar siempre el sendero superior del "Justo Medio".
Tener en cuenta las dos clases de inclinación propias del hombre: unas proceden de la carne y son peligrosas; las otras pertenecen a la razón y son muy sutiles y fáciles de perder.
Tener por objeto final la paz universal y la armonía general.



                                                                             

                                                                      "Donde hay justicia no hay pobreza" 
                                                                                                                                  Confucio. 

Reglas de un mentiroso


No te asustes: Nunca es bueno empezar una mentira asustado, tómate tu tiempo para tranquilizarte. Es necesario tener la cabeza fría para pensar con claridad. Además, si tu luces asustado, los demás sabrán que escondes algo.

No improvises: Antes de mentir, analiza cada detalle, tienes que saber la respuesta antes que te pregunten. Debes hacer que tu mentira y sus piezas encajen como en un rompecabezas. Si no tienes cuidado puedes que tengas que inventar cosas que no puedas cubrir formando una “bola de nieve”.

Créete tu mentira: Si se trata de una mentira que vas a tener que usar y convivir con ella es bastante útil que te la empieces a creer y a olvidar los detalles verdaderos. Si no lo haces, es posible que en algún momento suelas dar un detalle verdadero que eche de cabeza la mentira.

Confúndela: entre verdades: Una mentira dicha entre dos verdades no llama la atención. Incluye detalles que sean ciertos en tu historia, y si alguien duda insiste en que se pueden comprobar. Y mejor aún, confírmalos.

Infórmate: Es necesario saber lo que los demás saben. Intenta recopilar información de manera indirecta, sin que puedan sospechar.

Da detalles: Los detalles son importantes. Usa cosas que no sean comprobables, incluso cosas que puedan resultar humillantes para ti.

No esperes a que te pregunten: Intenta sacar el tema tú, antes de que los demás lo hagan. Resultarás mucho menos sospechoso. Siempre adelántate a los que los demás puedan pensar.

Sé natural: Habla como si de cualquier cosa se tratase, y cuando acabes continúa con una conversación normal Quítale hierro al asunto. Además, siempre que mientas mira a la persona a los ojos (esto le dará mayor confianza).

Nunca mientas en grupo: Este es un consejo muy importante. Tú puedes (con un poco de esfuerzo) controlar lo que dices y a quién se lo dices, pero con más gente es imposible. El típico “te voy a contar algo pero es secreto y no se lo puedes decir a nadie” es tu peor enemigo. Si se pudiera mentir en grupo fácilmente, los políticos no tendrían fama de mentirosos.

Nunca admitas que es mentira: No lo hagas, si es preciso haz creer que has sido engañado, o ten una muy buena coartada por si te descubren. A propósito, nunca mientas delante de oficiales, las consecuencias pueden ser muy malas.

viernes, 25 de enero de 2019

Diversos tipos de mentirosos


De acuerdo con varios estudios, en mayor o menor grado todos mentimos, pero hay unos mentirosos más inofensivos y otros muy peligrosos.

Estas son las principales categorías de mentirosos:

El ocasional - Miente solo de vez en cuando y por divertirse o salir del paso ante una pregunta.

El frecuente - Dice tantas mentiras que no recuerda lo que dijo ni le importa. Es descuidado y para salir del paso improvisa una mentira con otra.

El suave - Planifica sus mentiras y las une a expresiones verbales y no verbales que le dan veracidad a lo que dice. Todos le creen durante un tiempo. Cuando es descubierto o ve que alguien ya no le cree, busca a otros a quienes representarle el mismo drama de mentiras.

El compulsivo - Miente aunque la verdad sea más fácil de decir y manejar. En su mayor expresión, está tan “enfermo” que miente sin control, insiste en hacer creer lo que dice y, peor aún, él mismo se lo llega a creer como si fuera verdad. Llega a niveles patológicos, habituales y crónicos.

Como descubrir a un mentiroso


1. Concordancia. Cuando alguien dice algo que no sucedió, que no piensa o no siente, su actitud corporal no coincide con sus palabras. Su cuerpo no miente, expresa lo que en realidad quisiera decir, mientras que sus palabras son medidas y poco naturales. Si desconfías de lo que alguien te dice, préstale más atención a lo que dice su mirada o los gestos de su boca que a sus palabras.

2. Posición frontal. Cuando un individuo intenta establecer comunicación franca y directa contigo, ubica su cuerpo frente al tuyo. Hacemos esto de manera automática, buscando establecer el mejor contacto posible con el otro. Pero si es un mentiroso el que busca hablarte, es posible que sin siquiera darse cuenta intente no estar 100% frente a ti. Esto indica que su cuerpo se siente protegido en un ángulo menos directo. También podrá aprovechar esta posición para evitar el contacto directo visual.

3. Rigidez. Decir mentiras es algo que tensiona hasta al más experimentado. Si sospechas de sus palabras, busca indicios de estrés o rigidez corporal. Éstos pueden revelarse incluso en la sonrisa o la mirada, que parecerán demasiado falsas.

4. Mírame muy bien. Este es uno de los signos más conocidos a la hora de detectar a un mentiroso, y es también uno de los más certeros. Gran parte de la comunicación se establece a partir de la mirada, ésta nos puede revelar mucho sobre una persona y sus intenciones. Si alguien es incapaz de sostener una mirada constante, es posible que esté diciendo mentiras. Otro signo inconfundible de los poco honestos es mover rápidamente las pupilas en todos los sentidos, o mantenerlas fijas en un punto lejano. Estos comportamientos también pueden atribuirse a la timidez o la desconfianza, pero si aparecen en alguien con quien te relacionas frecuentemente y nunca los habías visto antes en él, es posible que esté ocultándote algo.

5. Cambiemos de tema. Un mentiroso se siente vulnerable e incómodo cuando está mintiendo. Incluso si es bueno haciéndolo o tiene una mirada imperturbable, por dentro todas sus alarmas están encendidas. Seguramente buscará cambiar rápidamente de tema y pasar a otra conversación que lo haga sentir menos expuesto. No le dejes salida, insiste en el tema que están tratando.

6. Cuestión de verosimilitud. Todas la mentiras tienen sus puntos débiles. No importa qué tan bien preparadas estén, no son historias reales y por lo tanto en algún momento aparecerá el detalle que revela su naturaleza irreal. Indaga, pregunta, hazlo repetir los hechos, sé un buen detective y las pistas llegarán a ti.

7. El cuello, las orejas y las manos. Estas son las partes del cuerpo que un mentiroso tocará repetidamente si está nervioso o siente que pronto lo van a atrapar. Su cuerpo reacciona intentando distraer tu atención, quiere que te enfoques en sus movimientos y dejes de ponerle atención. Si hace esto es porque siente que está perdiendo la batalla. Tal vez es buen momento para confrontarlo.

8. Actitud defensiva. Cuando el mentiroso siente que no tiene más escape, se defiende. Si estuviera hablándote sobre algo que en realidad sucedió, no se molestaría en repetir la historia o darte todos los detalles que pides. Pero si en cambio sabe que su relato tiene vacíos y tarde o temprano saldrá a la luz alguna inconsistencia, la mejor manera de evitar que avances será defendiéndose. Si responde a tus preguntas con otras del tipo “¿por qué quieres saber eso?“ o te dice ”eso ahora no es importante", seguramente está llegando a su límite y usa la defensa como ataque.

9. Tono y velocidad. Cuando alguien miente tiende a alterar el tono y el ritmo con los que normalmente habla. En la mayoría de los casos la voz puede ser más aguda y el ritmo más acelerado. Es posible que además de hablar muy rápido no vocalice bien, se salte letras o incluso palabras. Hace esto porque no se siente seguro de lo que está diciendo y quiere terminar pronto con su discurso. Frénalo un poco, pídele que repita si no entiendes...

10. Tecnología de punta. Hoy en día es mucho más fácil decir mentiras a través de una pantalla o por teléfono. Si tu sospechoso siempre quiere chatear en lugar de hablar y prefiere discutir un tema importante por teléfono, es posible que se esté refugiando en la tecnología para no darte la cara. Piénsalo: a través de la pantalla tú no puedes acceder a todas las claves de su lenguaje corporal que lo dejarían en evidencia fácilmente. Además, al escribir tendrá más tiempo para planear sus respuestas y darle solidez a su coartada, mientras que personalmente podría titubear.





jueves, 24 de enero de 2019

Decalogo del abogado. J. Couture

La abogacía es una de las más nobles profesiones, pues uno de sus principales objetivos es preservar el valor de la justicia en cualquier sociedad y proteger los derechos humanos de todos las personas, sin importar su origen, género o cualquier otra circunstancia. En suma, el desempeño de los abogados en su papel de profesionales del derecho, en cualquiera de los posibles roles que puedan desempeñar, debe estar orientado en toda situación por un conjunto de principios y valores, pues del respeto a las normas y su justa aplicación depende en gran medida la consolidación de la cultura de la legalidad.

Es tal la importancia del respeto al sistema jurídico en cualquier sociedad, que el jurista y autor uruguayo Eduardo Juan Couture Etcheverri, a fin de orientar la práctica profesional de quienes deben ser los principales promotores de la cultura de la legalidad, escribió una obra denominada “Los mandamientos del abogado”, en la que desarrolla un decálogo con principios cardinales para tal efecto. Así pues, cualquier abogado o estudiante de derecho debe conocerlo, o en su caso recordarlo, por ello lo transcribimos aquí para tu beneficio:

I. Estudia. El Derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos serán cada día un poco menos Abogado.

II. Piensa. El Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.

III. Trabaja. La Abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la Justicia.

IV. Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en conflicto el Derecho con la Justicia, lucha por la Justicia.

V. Sé leal. Leal como tu cliente al que no puedes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando el sea desleal contigo, Leal para con el Juez que ignora los hechos, y debe confiar en lo que tu le dices y que, en cuanto al Derecho, alguna que otra vez debe confiar en el que tú le invocas.

VI. Tolera. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.

VII. Ten paciencia. El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.

VIII. Ten fe. Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la Justicia, como destino normal del Derecho, en la Paz como substitutivo bondadoso de la Justicia; y sobre todo, ten fe en la Libertad, sin la cual no hay Derecho, ni Justicia, ni Paz.

IX. Olvida. La Abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras llenando tu alma de rencor llegaría un día en que la vida sería imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.

X. Ama tu profesión. Trata de considerar la Abogacía de tal manera que el día que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proporcionarle que sea Abogado.


La espada de Damocles

La espada de Damocles es una frase popular que debemos a un historiador griego y que hasta hoy se utiliza para referirse a un peligro inminente, aludiendo a una espada que pende sobre nuestra cabeza y que en cualquier momento caerán sobre nosotros.

La historia fue narrada por Timeo de Tauromenio (actualmente Taormina) entre el siglo IV y III a.C., un historiador griego que se dedicó a escribir una Historia sobre Sicilia cuando la ciudad fue conquistada en el año 316 a.C. por el tirano, Agatocles. Timeo tuvo que exiliarse en Atenas y allí comenzó a escribir sus obras históricas. Probablemente regresó a Siracusa unos años antes de morir, cuando la ciudad estaba bajo el poder de Gelón II.

La historia fue retomada por Diodoro de Sicilia, Cicerón y Horacio en el siglo I a.C., lo que ayudó a su difusión y popularización. La historia cuenta que Damocles era un miembro de la corte del rey Dionisio “El Viejo”, un sanguinario tirano de Siracusa del siglo IV a.C. Como cortesano, Damocles era un constante adulador que se pasaba sus días envidiando los lujos y comodidades del rey.


La repetidas adulaciones envidiosas llegaron a los oídos del soberano y planeó una estrategia como escarmiento para Damocles. Le ofreció intercambiar los roles por una noche para que pudiera experimentar personalmente los placeres que tanto envidiaba. Se organizó un gran banquete para Damocles, que ocupó el lugar del rey y gozó de todos los lujos y privilegios de su título temporal.

Todo estaba bien hasta que Damocles miró hacia arriba y advirtió una afilada espada que pendía sobre su cabeza, atada por un único pelo de crin de caballo. De repente, se le quitó no sólo el apetito, sino que los nervios lo obligaron a rechazar el sueño de ser rey con sólo ver la espada amenazante. Le pidió al rey abandonar su puesto, alegando que ya no quería seguir siendo tan afortunado.


Por esta historia se menciona la espada de Damocles cuando se quiere referir a una amenaza constante que puede llevar inesperada y repentinamente a un trágico desenlace; una excelente metáfora de los inminentes peligros y el precio que se paga por un gran poder.

La Autonomía

Autonomía (del griego auto, "uno mismo", y nomos, "norma") es un concepto moderno, procedente de la filosofía y, más recientemente, de la psicología, que, en términos generales, expresa la capacidad para darse reglas a uno mismo o tomar decisiones sin intervención ni influencia externa.

Usualmente la autonomía es entendida como autonomía moral. Quizás la mejor exposición de este tipo de autonomía es la kantiana, la cual sostiene que la autoimposición de la ley moral universal es la autonomía (Kant 1993). Esta ley moral es creada por el agente mismo en lugar de ser impuesta por una entidad externa o fuerza superior. En el fondo, como puede apreciarse, el AA basa su crítica a los agentes artificiales partiendo de estas ideas. Sin embargo, en el contexto de la IA el término autonomía no se usa para hablar autonomía moral sino, mejor dicho, de una autonomía que etiquetaremos como funcional: cómo es que el agente se las ve con su ambiente. Estas observaciones son relevantes porque la premisa principal del AA, la idea de que los agentes artificiales carecen de autonomía, se infiere de la proposición de que los agentes son programados y, por tanto, no se dan a sí mismos sus normas de funcionamiento, es decir, no crean su propia autonomía funcional. Así, es claro que aunque hay diferentes tipos de autonomía, el AA ataca únicamente a la autonomía funcional. 

Retorica de la ciencia

Fue Platón el que introdujo el término “retórica” para describir la capacidad de persuadir a otros, concretamente en el contexto público y político. La comparaba negativamente con el conocimiento buscado por los filósofos.
Los pensadores clásicos posteriores, especialmente Aristóteles, Cicerón y Quintiliano, presentaron varios tratamientos sistemáticos de la retórica en los que ésta aparecía dividida en tres clases: deliberativa (o política), enfocada al futuro y que busca convencer a la gente con fines políticos; forense (o jurídica), enfocada al pasado y que busca convencer a la gente de los méritos o deméritos de las acciones de un individuo; y la epideíctica (o demostrativa) enfocada al presente y que se usa en acontecimientos públicos.
Ninguna de estas formas de la retórica tiene que ver con la forma en que se presentaba el conocimiento de los filósofos que, basado en en principios evidentes por sí mismos, no necesitaba de artificios.
En la Edad Media la retórica ocupó de forma natural su espacio en las nuevas universidades y floreció en el Renacimiento cuando humanistas como Pierre de la Rameé la promocionaban como un arte práctico esencial en la política, la religión y la ley. Si bien en alguna ocasión alabaron la utilidad de la elocuencia en alguna ocasión, los filósofos, incluidos los filósofos naturales, siguieron encontrando la retórica como inferior al conocimiento que era su objetivo.
En el siglo XVII los fundadores de la Royal Society of London, expresaron su intención de basarse solo en la experiencia y no en las capacidades de persuasión de las autoridades en su lema, Nullius in verba, tomado de una cita de Horacio, Nullius addictus iurare in verba magistri, que podría traducirse como “no me vi obligado a jurar por las palabras de maestro alguno”. Insistieron explícitamente en la necesidad de emplear lenguaje llano y sencillo y en evitar los artificios engañosos de la retórica en las comunicaciones que se hiciesen a la Society. Hoy día, y continuando esta práctica, los científicos se precian de decir lo que piensan de la forma menos adornada que sea posible.
A partir de mediados de los años setenta del siglo XX, sin embargo, historiadores, filósofos, especialistas en análisis del discurso y en comunicación, además de teóricos de la literatura, comenzaron a producir una cantidad de significativa de artículos y libros sobre la retórica de la ciencia y, en algún momento, fue activa una asociación profesional en Estados Unidos de especialistas en el asunto.
La aparición de la retórica de la ciencia se debió a tres cambios en el clima intelectual centrados en respectivamente en la historia de la ciencia, la filosofía de la ciencia y las humanidades en general.
En la historia de la ciencia el foco pasó de los mecanismos de funcionamiento de la ciencia a su contexto cultural . Una de las cosas que descubrieron es que hasta bien entrado el siglo XIX (y mucho más tiempo en muchos países) los filósofos naturales y los científicos, como personas educadas que eran, aprendieron los preceptos de la retórica de Quintiliano y Cicerón, entre otros, como parte de su formación general.
En la filosofía de la ciencia muchos académicos, impresionados por los argumentos de Duhemdecidieron que las teorías científicas no podían ser declaradas verdaderas o falsas basándose en la experiencia. De aquí dedujeron que, dada la inevitable falta de adecuación de las pruebas, los científicos tenían que tener otras razones para dar el salto a la creencia o tener otras tácticas para hacer que otros dieran el salto también. Algunos filósofos han explorado la posibilidad de que sea la retórica la que permita dar ese salto.
En las humanidades en general muchos intelectuales han adoptado la posición “lingüística”, lo que viene a ser creer que el lenguaje da forma de tal manera a nuestra visión del mundo que no podemos ir más allá de él. Consideran ingenua la creencia confiada de los científicos de que el lenguaje simplemente denota hechos del mundo real. El lenguaje construye, constituye o crea el mundo. Para estos intelectuales demostrar que esta generalización aplica incluso al lenguaje científico es un espléndido proyecto (no parece importarles mucho que sea incoherente por ser auto-referente).
A la vez que se daban estas tendencias intelectuales las exigencias académicas del sistema universitario estadounidense empujan a los profesores a enseñar y escribir sobre la retórica de la ciencia. Encontraron que era algo muy práctico para hacer atractivos los cursos de humanidades para los estudiantes de ciencias, para cumplir con las directrices curriculares que obligaban a enseñar cómo escribir y para argumentar la necesidad de cursos obligatorios que aumentasen la matriculación en los departamentos de humanidades.
A partir de finales de siglo los estudios de la retórica de la ciencia tratan todo tipo de cuestiones, basten algunas para ilustrar esta variedad: las actitudes hacia el lenguaje entre los miembros de la Royal Society; el lenguaje como “tecnología literaria”; el uso de elegías de los miembros difuntos de la Académie des Sciences de París para crear una imagen pública del carácter científico; la retórica como autopersuasión en los cuadernos de Darwin; la estructura del artículo científico moderno; disparidades entre las narraciones del descubrimiento de la doble hélice entre la publicación original de Watson y Crick y la autobiografía de Watson; el método científico como retórica, etc., etc.
Muchos de estos textos tienen poco que ver, sin embargo, con la retórica en el sentido clásico. Por el contrario, son posicionamientos en los debates entre la ciencia y el relativismo, en las llamadas Science Wars. Los no relativistas no tienen inconveniente en aceptar el argumento de que la persuasión tiene un lugar en la ciencia como lo tiene en la política, ya que los científicos saben que tienen que presentar sus descubrimientos de la forma más convincente posible si quieren que sus pares los acepten. Eso sí, no aceptan en absoluto que la ciencia sea retórica. Los relativistas, sin embargo, insisten en que los propios “hechos” están consensuados, construidos y establecidos por la persuasión. Para los relativistas los afanes de la ciencia se reducen a una serie de batallas retóricas.

martes, 22 de enero de 2019

Reglas para hablar bien

Lograr esa confianza, clave para evitar un estrés innecesario, será mucho más fácil con pequeños trucos que todo tipo de oradores deben conocer para evitar errores comunes. Veamos diez reglas de oro que nos ayudarán a hablar bien en público, sentirnos cómodos y atraer la atención de nuestra audiencia:
  1. Saber de qué se habla: Es importante conocer el tema de forma completa, yendo más allá de la memorización y asimilando los conceptos. Resultará muy provechoso cuando el tema además nos apasione. Ese conocimiento profundo nos ayudará a tener más autoconfianza y a ser nosotros mismos. Solo así lograremos seducir al público.
  2. Conocer el perfil del auditorio: La construcción del discurso debe adaptarse al tipo de público al que vayamos a dirigirnos. Tener en cuenta su psicología, su nivel de especialización, cuáles son sus necesidades y expectativas nos ayudará a construir nuestro mensaje.
  3. Cuida tando el fondo como la forma: La preparación de una intervención no solo debe cuidar qué se va a decir, sino también cómo hacerlo. Pensemos cómo exponer las ideas de manera que consiga la atención del público. Entrelazar fondo y forma de forma sencilla pero eficaz es garantía de éxito.
  4. Centrarse en lo importante: Ser breves y centrarnos en los puntos clave nos ayudará a contar con  la atención del público. Tengamos en cuenta que la capacidad de retentiva de un mensaje oral se reduce a dos o tres ideas.
  5. Utilizar un lenguaje cercano: Si el auditorio desconoce el argot, simplemente obviémoslo. Busquemos cómo transmitir nuestras ideas con un lenguaje directo y accesible, adaptado a su perfil. La ilustración de las ideas con casos prácticos o ejemplos reales también nos ayudará a comunicarnos de manera efectiva.
  6. Cuidar el tono de voz: Para elevar el tono de voz no es necesario gritar. Conseguir un volumen que llegue a nuestro auditorio es fundamental, al tiempo que hemos de vigilar la vocalización, modulación (sin impostación) nuestra entonación y el ritmo, entre otros aspectos claves en la comunicación paraverbal.
  7. No descuidar la gestualidad: La actitud y la relajación, así como el uso de silencios también tienen un significado especial que transmitimos a través de nuestro lenguaje, manera de expresarlo y los gestos.
  8. Transmitir seguridad: La confianza en uno mismo también se proyecta y logra una mayor eficacia del discurso. Conseguirlo requiere ser natural. Básicamente, cuidar la presencia escénica, tener una mentalidad positiva, contar con un discurso bien preparado, cuidar el tono, la gestualidad, estar relajados y ocupar un espacio central en la escena.
  9. Anticipar preguntas: La anticipación de posibles preguntas nos ayudará a hablar con seguridad, sin miedo a que pudieran plantearse preguntas que no pudiéramos responder.  A su vez, nos ayudará a hacerlo de forma airosa.
  10. Comprobar que todo está listo: Dar un último repaso general nuestra imagen, al material y a la tecnología con la que vamos a contar nos aportará un plus de seguridad en nosotros mismos. Comprobemos el micrófono, el proyector, nuestro aspecto y demos un somero repaso al esquema del discurso. Si fuera posible, ensayemos el discurso en el mismo lugar en el que vamos a darlo.

Reglas para escuchar bien

1.   Sé el reflejo de la otra persona: 
Copia la acción postural de la otra persona. Actúa como si fueras su reflejo, esto te permitirá ponerte en su lugar y entender más profundamente los sentimientos que van unidos a sus palabras.

2. Escucha activamente: 
Perdernos en lo que vamos a decir y no en lo que el otro dice es muy fácil. Tenemos que escuchar activamente y centrarnos en el otro:

· Repite lo que la otra persona dice en tu cabeza. Aprende el significado de sus palabras.

· Intenta resumir lo que escuchas, replantea sus frases y saca el concepto básico de ellas.

· Intenta encontrar el mensaje principal de las palabras del otro conversador.

3. Muy importante, hay que centrarse en el otro: 
Muchas veces nos centramos en nosotros mismos y no en el mensaje de la otra persona. Estamos pensando cual va a ser nuestra respuesta más que en lo que escuchamos. Nos tenemos que interesar por nuestro interlocutor y en lo que dice. Tenemos que ser buenos oyentes y animar a la otra persona a hablar de ella.

4. Plantea preguntas: 
A todos nos gusta que en una conversación nos preguntas, además de facilitar el flujo de información dan un claro referente que estamos escuchando. Eso sí, no tenemos que interrumpir el flujo de la conversación.

5. Presta atención a tu lenguaje corporal: 
Hay que prestar atención a lo que dicen nuestras palabras y nuestro cuerpo:

· Contacta visualmente con la otra persona, no pierdas la mirada en el infinito. Una buena técnica es centrarte en su frente o en un solo ojo.

· Sonrie, pero sin que parezca caricaturesco. Si estamos excesivamente serios, puede parecer que estamos enfadados o que no tomamos la suficiente atención.

· Utiliza “muletillas”, o sea frases que indican al otro que le estas escuchando como: …entiendo!, O asiente con la cabeza.

· Tiende a inclinarte hacia la otra persona y, sobretodo, no hables con la otra persona completamente cerrado a ella, como con las piernas y los brazos cruzados.

6. “Sin interrupciones”: 
No interrumpas a la otra persona, deja que hable y hazlo tu solo cuando ella haya acabado. Normalmente la tendencia es a contestar rápidamente, muérdete la lengua y espera a que te llegue el turno. Recuerda lo que siente cuando te interrumpen. No tendrás más razón por no dejar que el otro se exprese libremente.

7. No juzgues: 
La regla es básica, ¿verdad que no nos gusta que nos juzguen cuando hablamos? Pues no tenemos que hacerlo nosotros. La escucha tiene que ser abierta y tenemos que reconocer que la otra persona se está expresando y, por tanto, concederle la libertad que se merece.


                   

Decálogo del universitario


  1.  1. INVIERTE TU TIEMPO EN ACTIVIDADES QUE TE DEJEN ALGO PRODUCTIVO PERSONAL O PROFESIONALMENTE, NO MALGASTES TU TIEMPO. 
  2. RAZÓN: si realizas actividades que no te dejen algo para tu crecimiento profesional o personal estarías avanzando lentamente, más sin en cambio si haces actividades que te permitan crecer profesionalmente o personalmente tendrás más elementos que te ayuden a ser mejor persona y profesionista. 
  3. 2. ORGANIZA TUS ACTIVIDADES EN UN CRONOGRAMA PARA ADMINISTRAR TU TIEMPO. 
  4. RAZÓN: tendrás un mejor control y administración de tu tiempo si programas tus actividades y te darás cuenta que te alcanzará el tiempo para hacer más cosas. Incluso puedes apoyarte de tu celular para organizar tus tiempos. 
  5. 3. REPASA 15 MINUTOS TODOS LOS DÍAS, ES BUEN EJERCICIO MENTAL QUE TE PERMITIRÁ TENER MEJORES RESULTADOS EN LAS MATERIAS.
  6. RAZÓN: repasar una lección siempre permite “refrescar” lo analizado en clases y por ende una vinculación de conocimientos.
  7. 4. SÍ TIENES ALGUNA DUDA ACLÁRALA EN EL MOMENTO CON EL APOYO DE TU PROFESOR. 
  8. RAZÓN: sí tu no aclaras tus dudas en el momento estas pueden incrementar y además se te puede olvidar esa parte de la lección, solicita ayuda de tu profesor. 
  9. 5. CREAR CÍRCULOS DE ESTUDIO EN PERIODOS DE EXÁMENES. 
  10. RAZÓN: el repaso entre pares te ayudará porque compartirás lo que entendiste, el verdadero compartir ocurre cuando del tema que no entendiste otro compañero lo explica y logras entenderlo. 6. CUANDO INGRESES A LA UNIVERSIDAD, ABRE UNA CUENTA DE AHORRO, ASÍ TENDRÁS DINERO POR SÍ TE OCURRE ALGÚN IMPREVISTO.
  11. RAZÓN: el ahorrar es un respaldo que debemos hacer un hábito, ahorrar te permite salir de algún imprevisto sin tener que recurrir a algún préstamo o ir el banco, podemos utilizar ese dinero para pagar algún gasto que se generará cuando egreses (gastos de clausura) o simplemente algún material que necesites. 
  12. 7. SELECCIONAR BIEN A TUS AMISTADES. 
  13. Razón: comúnmente se acercarán personas a ti con el propósito de obtener beneficios a cambio esto sería una “amistad por interés” busca personas que te quieran y respeten tal y como eres, experimentaras sensación de bienestar cuando encuentres verdaderos amigos. 
  14. 8. MANTENER UNA BUENA COMUNICACIÓN CON SUS PADRES.
  15. Razón: la comunicación con los padres en gran medida te dará respaldo, ánimo en las dificultades que tengas en tu formación universitaria, si algo te molesta o te causa conflicto es importante comunicárselo a tus padres para que te ayuden. 
  16. 9. PIENSA ANTES DE ACTUAR Y ASUME LA RESPONSABILIDAD DE TUS ACTOS. 
  17. Razón: el ser joven universitario, sentirse fuerte y con muchas posibilidades de hacer lo que se te da la gana, no te respalda ni justifica considera que toda acción con lleva a una reacción por lo que debes pensar en las consecuencias que te dejarán tus acciones.
  18. 10. CUALQUIER TROPIEZO, OBSTÁCULO O FRACASO DEBES DE SUPERARLO PUES EN TU DICCIONARIO NO EXISTE LA PALABRA RENDIRSE.
  19. Razón: en tu trayecto universitario tropezaras, tendrás muchos fracasos, lo que no está permitido es rendirse la perseverancia es un aliado que tendrás que recurrir con frecuencia.

domingo, 20 de enero de 2019

Decálogo del buen estudiante

1. El buen estudiante va al día en los deberes y en el estudio.
2. El buen estudiante organiza su trabajo, su material y su tiempo.
3. El buen estudiante atiende al profesor y no se distrae.
4. El buen estudiante pregunta para no tener dudas.
5. El buen estudiante presta atención y no molesta a sus compañeros.
6. El buen estudiante repasa todos los días y no deja para mañana lo que puede hacer hoy.
7. El buen estudiante estudia en un lugar adecuado y está concentrado (sin tele, música, móvil…)
8. El buen estudiante duerme lo necesario porque si no se descansa lo suficiente, al día siguiente no se puede rendir.
9. El buen estudiante tiene ganas de aprender.
10. El buen estudiante no nace, sino que se hace.


Decálogo del Abogado

ESTUDIA: El derecho se transforma constantemente, si no sigues sus pasos, serás cada día menos abogado.

PIENSA: El derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.

LUCHA: Tu deber es luchar por el derecho; pero el día en que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.

TRABAJA: La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la justicia. 

SE LEAL: Leal para con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal con el adversario, aun cuando el sea desleal contigo. Leal para con el juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo que tu le dices; y que, en cuanto al derecho, alguna que otra vez debe confiar en lo que tu invocas. 

TOLERA: Tolera la verdad ajena en la misma manera en que quieras que sea tolerada la tuya

TEN PACIENCIA: En el derecho, el tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración 

TEN FE: Ten fe en el derecho como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia, como destino normal del derecho; en la paz como sustitutivo bondadoso de la justicia; y sobre todo ten fe en la libertad, sin la cual no hay derecho, ni justicia, ni paz.

OLVIDA: La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras llenando tu alma de rencor, llegará un día que la vida será imposible para ti. Concluido el combate, olvida tu victoria como tu derrota.

AMA TU PROFESIÓN: Trata de considerar la abogacía de tal manera, que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que se haga Abogado.



Significado de Figuras literarias

Qué son las Figuras literarias: Las figuras literarias, también conocidas como figuras retóricas,  son formas no convencionales de emp...